Si estás pensando en cambiar tus ventanas porque te estás dando cuenta que las que tienes no cumplen sus funciones, ahora en primavera, en el tiempo en que muchos pensamos en hacer alguna reforma, es probablemente el momento más adecuado.
Si tus ventanas de 15-30 años, tiene filtraciones de agua o aire, has notado condensación sobre todo en invierno y sobre todo eres consciente que no son aislantes y te están suponiendo unos altos costes energéticos en calefacción en invierno o aire acondicionado en verano, probablemente sea el momento de cambiarlas.
Con unas nuevas ventanas correctamente elegidas, vas a poder mejorar el aislamiento acústico, si lo necesitas por vivir en una zona ruidosa. También podrás evitar las molestas corrientes de aire cerca de las ventanas y sobre todo mejora el ahorro energético. Es una buena formas de mejorar el confort de tu vivienda a la vez que conseguimos revalorizar su valor.
¿Que preguntas me debo hacer para saber qué modelo elegir?
¿Qué necesidades tengo?
Muchas veces se cambian las ventanas, pero sin pensar cuáles son las necesidades principales. No es lo mismo una ventana que se necesite para solucionar un problema de ruidos si nuestra casa está en una zona muy ruidosa, como una ventana para ahorrar energía si vivimos en una zona, por ejemplo fría y tenemos mucha dependencia de la calefacción. Si, por ejemplo, la vivienda está situada en una zona tranquila, podemos olvidarnos de invertir en un vidrio acústico y centrar nuestro presupuesto en únicamente la mejora energética.
¿Qué material me conviene más?
Hemos comentado mucho sobre las ventajas e inconvenientes de cada material en las ventanas. La respuesta es clara, a favor, de las ventanas de PVC, ya que estas están siempre ligadas a unas ventanas de mayores prestaciones. A pesar de que nuestro país las ventanas de PVC han estado muchos años casi en el anonimato, el crecimiento en estos últimos años está siendo exponencial y hoy día ya gozan de una posición dominante gracias a sus prestaciones.
- PVC: Excelente aislamiento térmico, buen precio, bajo mantenimiento, duradero.
- Aluminio con rotura de puente térmico: duradero, estético, pero los buenos sistemas son más caros sin alcanzar nunca las prestaciones térmicas del PVC.
- Madera: muy estética, pero requiere más mantenimiento y los buenos sistemas son de precio muy elevado tanto por la propia ventana como por los costes de mantenimiento.
¿Cuánto me van a costar?
Recomendamos siempre pedir varios presupuestos. Lo recomendable es, por ejemplo, pedir entre 2 y 3 presupuestos. Puedes (al menos 3) y compara opciones, asegurándote de que las ventanas cumplan con normativas de eficiencia energética (etiqueta A o B). Si el presupuesto es ajustado, podrías priorizar las estancias más usadas o las que tengan peores ventanas. Busca una empresa de confianza, ya que también la correcta instalación es tan importante como una buena ventana.
¿Qué vidrio instalo?
Es una de las dudas más frecuentes en las ventanas. Nuestro blog está lleno de preguntas de los clientes sobre cuál es el mejor tipo de vidrio para las ventanas. En muchos casos, por desconocimiento, los clientes se piensan que el vidrio es lo único importante en una ventana, cosa es una creencia totalmente equivocada. Por un lado, para la mejora del aislamiento térmico, el aislamiento de la ventana es fundamental el valor U de los perfiles que determina las perdidas por transmisión térmica. Esta depende del valor U de los perfiles y de la superficie ocuapada por estos en el total de la ventana. Para medidas habituales de ventanas, la superficie de los perfiles puede superar el 40% del total de la misma. Además, para conseguir buen aislamiento acústico es fundamental que la ventana tenga una máxima clasificación de permeabilidad al aire. Si la ventana tiene filtraciones de aire por las juntas, por muy buen vidrio acústico que pongamos, el aislamiento acústico será muy bajo. Por eso recomendamos asegurarse que la ventana sea Clase 4 de permeabilidad al aire.
Sabes que para una casa media en España, unas ventanas eficientes pueden ahorrar entre un 10% y un 30% en la factura energética, dependiendo del clima y el tipo de calefacción. Por eso, más que un gasto, un cambio de ventanas puede considerarse una inversión.
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